Incrédulo de mí, el lunes pasado por la noche, llevado por el turno de televisión de mi compañera de piso, pude presenciar el estreno de la nueva serie de antena 3 Gavilanes. En un total desconocimiento de que se trataba de una adaptación del martilleante culubrón Pasión de Gavilanes me puse a verlo ya que una serie que tiene en su reparto a gente como Roberto Alvárez, uno de los actores mejor valorados por la crítica televisiva y cuyo cache es francamente alto, y el prometedor Rodolfo Sancho cuyo gestos cada vez recuerdan cada vez más a su padre tiene que ser buena por narices. Ingenuo de mí.
Gavilanes no es más que el enésimo proyecto de Antena 3 para enganchar a las adolescentes como audiencia potencial mostrándoles tios buenos por un lado, chicas a la moda en la que verse reflejadas. El argumento, no obstante, promete y es solo el único motivo por el cual espero el segundo episodio. Una familia que se dedica a la elaboración del vino es la protagonista en todos los tejemanejes amorosos con tres hermanos que tratan de resolver el enigma de la muerte de la única chica de la familia (la hermana) que casualmente mantenía un romance furtivo con Bernado Elizondo (Roberto Alvárez), cabeza de la familia mencionada. Espero que me depare alguna emoción más allá que un empalagoso drama romántico.
El estreno de Gavilanes no me hubiera sorprendido de forma esporádica de no ser de la previa emisión del primer episodio de la serie de TVE Gran Reserva unos días antes. Una trama que hulle de los desenfrenos amorosos de los imberbes jóvenes de Gavilanes, al menos a priori, claro. Una trama que transcurre en el conflicto entre dos familias de La Rioja dedicadas a las bodegas, los Cortázar y los Reverte. La buena trayectoria de la ficción de la cadena pública me animan a seguir esta nueva idea que parece en principio muy interesante. Además cuenta con otro miura como cabeza de cartel, Emilio Gutierrez Cava (en imagen), y la siempre espectacular Ángela Molina.
Si algo tiene en común ambos espacios es el respaldo de la audiencia. Tanto Gavilanes como Gran Reserva triunfaron en la respectivas noches de prime time. Me resulta ciertamente complicado pronosticar el futuro de ambas producciones. La lógica me dice que Gavilanes debe de ir reduciendo muy poco a poco sus registros hasta quedarse en números más bien discretos por tratarse de una idea ya existente y repetitiva. Gran Reserva debe reventar los audímetros como hicieron sus predecesoras como Aguila Roja o Cuéntame. Pero que no se despiste porque puede quedar en el absoluto olvido como pasó con series como UCO o Guante Blanco que también se las prometían muy felices.
No hay comentarios:
Publicar un comentario